viernes, 28 de mayo de 2010

Era una estrella, ya se largaba de aquí

Le veo ahí, tan alto y fuerte, y tan destrozado por dentro que entran ganas de gritar. El desamor ha podido con él, bebe sin parar, fuma demasiado, y juega con cosas que le hacen hablar. Abrazo a mi hermano y le quito la jarra que tiene en la mano. Me mira y empieza a llorar.
- ¿ Por qué lo haces? ¿ De qué te sirve? Si estás llorando, si bebes para olvidar, ¿ por qué no olvidas también el dolor?
- Porque por desgracia, el dolor solo se olvida momentáneamente. O esa es la sensación que tienes al principio. Es tan solo una falsa ilusión, el alcohol juega con los recuerdos, los oculta un poco y hace aflorar la risa. Pero cuando la risa se cansa de jugar, los recuerdos, tan suyos e impertinentes, vuelven a salir los muy cabrones. Y entonces, ellos juegan con las lágrimas.

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