sábado, 31 de julio de 2010

I need you like a heart needs a beat, but's nothing new.

Tengo ganas de dormir, de reír y de sentir.
Tengo ganas de vivir, de encontrarte y sonreír.
Tengo ganas de ti.
Tengo ganas de empaparme del calor de tus abrazos.
Tengo ganas de morir, revivir y echar el vuelo.
Tengo ganas de ti.
Tengo ganas de cantarte, sonreírte y de acunarte.
Tengo ganas de besarte, de mirar y de esperarte.
Tengo ganas de ti.
Tengo ganas de repetir hasta cansarme que no me canso de tus manos.
Tengo ganas de cansarme, de añorarte y de dejarme.
Tengo ganas de mí. Tengo ganas de ti. De mí con ti. De ti y de mí.

No nos quedan ya finales ni inocencia

Puedo ser lo que tú quieras. Hoy seré bailarina. Mañana una niña tonta. Luego quizás me cansé y finja que soy una guitar hero. Otro día seré la princesa de tus cuentos y una enana caprichosa. Seré sumisa, dominante y luego me iré corriendo. Te besaré en los labios como hace unos años, me esconderé y te diré que juegues conmigo, que tú la llevas. Te empujaré, pelearemos, haremos el amor. Me odiarás, me querrás, llorarás y sonreirás. Te volveré loco. Te contagiaré mi locura. Sí, te amaré con locura.

martes, 27 de julio de 2010

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Incertidumbre. Miedo. Dolor. Pesar. En eso se puede traducir nuestra existencia. Sin embargo siempre existe la otra cara de la moneda, esa que a veces cuesta más poder observar cuando la otra cara pesa demasiado. Sonrisas. Felicidad. Sol. Amor. Nuestra existencia también puede ser traducida en una lucha por conseguir que nuestra moneda quede siempre del lado más brillante. Entonces, ¿ qué? ¿ cara o cruz? Tú decides.


Hoy tendré que echarte a suertes:
- Cruz: olvidarte.
- Cara: quererte para siempre.

sábado, 24 de julio de 2010

How long does it take to fill this emptyness ?


Son sensaciones estúpidas que tengo a veces. Me estoy volviendo una persona cínica y sarcástica, y lo peor es que me da igual. Jamás me había acercado a una botella de alcohol, si bebía era un cubata gratis que daban de noche en un bar, con esa era suficiente. No tenía motivos ni razones para beber, de hecho siempre lo consideré como algo estúpido. Ahora que he perdido lo que era más importante para mí, me siento perdida y vacía. Supongo que pienso que el alcohol puede llenar ese vacío por las noches, y si no es así, que puede hacerme olvidar que ese vacío existe dentro de mí. Además, con toda la mierda que hay a mi alrededor, realmente la mejor opción parece echar un trago y reírse del mundo. Pero luego llego a casa, me tiro en la cama, y aunque todo me da vueltas, me doy cuenta de que solo me engaño a mi misma. Todo se va a pique y yo floto a la deriva en un oceáno demasiado grande para alguien tan insignificante como yo. ¿ En qué momento perdí la embarcación que me llevaba a un destino dulce y gratificante?

martes, 20 de julio de 2010

Era una estrella, ya se largaba de aquí

- Quiero estar contigo.
- No sabes lo que dices. Te diré lo que va a pasar. Ahora quieres conquistarme, cuando me tengas me querrás con locura, puede que te vuelvas loco por mí y que pienses en dejarlo todo para estar siempre a mi lado. Yo no querré quererte, pues la experiencia me ha enseñado que eso a la larga duele, pero tu insistencia y tus besos me harán cambiar de opinión. Me lanzaré y me dejaré llevar, me harás promesas bonitas, puede que incluso digas " para siempre". Y entonces te cansarás, y acabarás marchándote. Te sentirás culpable, te alejarás de mí y no volverás a ser el mismo, pues mi alma quedará tatuada en tu piel. Tranquilo,no serás el primero, y me temo que tampoco el último. Supongo que debería aprender a resistirme a los abrazos y al calor, pero en invierno, ¿ qué se puede esperar?

sábado, 10 de julio de 2010

Untitled

Hace unas semanas me caí por las escaleras de un bar en una noche de fiesta. No me dolió excesivamente, fue una de esas caídas que no te esperas del todo, que te hacen rodar como una bola de nieve al caer por una ladera. Me levanté atontada, examiné los daños y no vi nada aparatoso, quizás me dolía un poco la rodilla, pero nada importante. La novedad apareció tres o cuatro días después, cuando descubrí que mis rodillas tenían más de un moratón y que mi muñeca y otras partes de mi cuerpo también tenían señales de la caída. Me sorprendió el hecho de que apareciesen tan tarde. Tal vez las caídas sean como las fracturas del corazón. Examinas los daños, el dolor al principio es grande, pero te paras a pensar y por mucho que miras, no encuentras daños visibles. Es más adelante cuando aparecen los arañazos, los hematomas y no puedes doblar la espalda sin que duela. A veces te olvidas, aparentemente estás bien, pero las heridas del corazón no se ven a simple vista. Te acostumbras a vivir con ellas, a que sangren de vez en cuando, cuándo creías que ya se habían cerrado a base de alcohol y tiritas. A día de hoy tengo la certeza de que es mentira eso de que los seres humanos somos capaces de olvidar, simplemente, sabemos adaptarnos fácilmente a un entorno nuevo, diferente o desagradable aunque no nos guste. Simplemente, aprendemos a vivir con un recuerdo irrecuperable, y lo dejamos ahí, fingiendo que no existe hasta que alguien te hace recordarlo. Y después de sangrar la herida de nuevo, volvemos a enterrarlo lo más hondo que podemos, en un jardín secreto con verja doble al que se accede a través de un laberinto cuya puerta se abre con una llave triple y cinco candados dorados.

lunes, 5 de julio de 2010

5

Querido Teddy:
¿ Me harías el gran favor de llevarme lejos de aquí? Llámame en medio de la noche aunque me despiertes. Sálvame de este mundo en el que me siento perdida, o seré capaz de cualquier locura. Me he dado cuenta de que no puedo seguir así. Vuelve y te invito a cenar. Sé que las cenas son algo demasiado formal, y que están sobrevaloradas, pero desde que te fuiste me he vuelto así. Demasiado elegante en la apariencia, pero por dentro sigo perdiendo las formas cinco veces. Me he dado cuenta de que mi búsqueda es infructuosa, no hay nadie como tú. He llegado a la conclusión de que era cierto: te necesitaba.

domingo, 4 de julio de 2010

No sé restar tu mitad a mi corazón

Miras el agua del río, miras el cielo oscuro. Debido a las nubes no eres capaz de ver las estrellas. Te planteas saltar, arrojarte a esa marea negra, dejar que te arrastre y acabar con todo. Pero eres un cobarde y ni siquiera eres capaz de eso. El agua está en calma. Así era tu vida antes de conocer a Sophie. Un remanso de paz demasiado aburrido, una vida demasiado lenta y carente de gracia. Y entonces llegó ella. Cambió tu vida para siempre. Con sus manías, con su chicle en la boca todo el tiempo, con su pelo enredado. Con sus locuras y sus ideas absurdas, que tú seguías sin pensar. Haciendo el amor en cualquier sitio, embriagados de placer y de amor. Amor y deseo, gran combinación. Demasiado grande, tanto que daba miedo. Te asustaste cuando te diste cuenta de que realmente te habías enamorado y de que ella lo sabía. Cuando viste que la seguirías hasta los confines del mundo, que lo dejarías todo atrás por ver esa sonrisa resplandeciente. Cuando caíste en la cuenta de que la necesitabas para respirar. En vez de dejarte llevar decidiste resistirte, salir de tu adicción temeraria. Cuando viste que era imposible, decidiste acabar con ello. Tenías miedo. Todos lo tenemos alguna vez en la vida. No lloró cuando le dijiste adiós. Lo aceptó con sus ojos grandes mirándote fijamente, buscando un porqué. Tú giraste la cara evitando su mirada, con cobardía. Vuelves a mirar el agua oscura. Cobarde te gritas de nuevo. Cobarde porque cuando ella giró la esquina te levantaste y quisiste correr tras ella. Pero solo diste dos pasos, lo veías difícil. Cobarde porque no eres capaz de aceptar que la echas de menos y que estás pasando el peor mono de tu vida. Tus lágrimas se juntan con el agua, pues ellas si son capaces de arrojarse a ella. No como tú. Miras las estrellas y te tratas de disculpar con ellas, aunque sabes perfectamente que es a tu estrella a la que le debes una explicación. Y te vas a casa para soñar que aún la abrazas bajo tus sábanas y que sigues contando sus pestañas mientras duerme.