jueves, 27 de mayo de 2010

We said forever and always


Desde que tenemos uso de razón, los seres humanos tenemos un miedo irracional a perder las cosas y a ser olvidados. Mirando mis viejas agendas y las viejas firmas, veo los típicos “ amigos para siempre”, “ no te olvidaré jamás”, y un largo etc. Nos empeñamos en asegurar que las cosas que amamos durarán para siempre, pero por desgracia es ley de vida que eso no suceda así. Hace unos meses lo tenía todo, era uno de esos momentos que hubiese deseado que duraran para siempre. Que no acabaran nunca. Son palabras demasiado drásticas, siempre y nunca. He llegado a la conclusión de que cuanto más las dices, más difícil es que sean ciertas. “ No acabará nunca. Será para siempre” No dejo que acaben esa frase. Se lo advertí. No uses esas dos palabritas, o no se cumplirán. Y nada, tenía que usarlas, tenía que escribirlas. Después de hacer el discurso de despedida del que ha sido mi segundo hogar durante seis años, he sentido un vacío enorme en el pecho. Ahora me he quedado con las manos vacías del todo. Mi mejor amigo, lejos. La razón de mi existencia, lejos. Mi instituto, lejos. Miro entonces los rostros de mis amigos, de la gente que amo que aún sigue a mi lado. Y traicionándome a mí misma pienso un “ para siempre, que nunca se vayan”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

pensamientos