miércoles, 14 de agosto de 2013

Heart.

Llego a casa y le veo ahí, reluciente y lleno de mentiras. Sobre todo en las manos. Recorro su cuerpo y no puedo encontrar ni una verdad en todos esos "para siempre" y esos "te quiero" que aguantan el paso de los años destiñéndose poco a poco. No son más que promesas que el tiempo no sabe mantener y que uno se empeña en mantener con el convencimiento de que las promesas siempre deben cumplirse. Hasta que despiertas, reaccionas o te cansas de tanta tontería, hasta que llega la gota que colma el vaso o un océano inmenso que lo arrastra. Y ya está. Fin de la historia. O comienzo de otra que acabará igual. Un consejo: nada de firmas ni promesas. Por lo menos que no se añadan mentiras al saco, que ya pesa demasiado. Entonces pienso en ella. Ni la conozco ni creo que llegue a hacerlo, pero pienso en las veces que ha intentado marcharse sin éxito. Supongo que eso significa que hay algún buen motivo para que se quede, aunque ella lo desconozca. Me gustaría saber si a mí también me salvarían de esa paz por no ser el momento o el lugar. Ho sento Andreu, el món continuaria igual si jo no fos aquí, y no puc  esforçar-me en recordar la seva cara perquè ja no sé quina cara vull recordar.


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