sábado, 26 de junio de 2010

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Paso como siempre, despistada, escuchando música, y le veo. Toca el acordeón como antes de que me marchara, me paro a mirarle, como siempre, y deja el acordeón en el suelo. Por primera vez, me habla, e ignora al resto de la gente que escuchaba las notas que salían del acordeón.
-Te vi tocar el lunes. No sabía que tocabas el violín.
No sé explicar porqué, pero me siento feliz. Me vio tocar, se acordó de mí. No le pregunto a quién fue a ver a la audición, me basta saber que me vio a mí. Tengo prisa, y me despido de él prometiendo bajar a verle tocar de nuevo. Y dentro de mí, siento que es el comienzo de algo. Que puede nacer una buena amistad entre ese hombre de ojos azules que toca el acordeón y yo. Esos ojos azules que me han llegado a lo más profundo del corazón.

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