domingo, 25 de septiembre de 2011

Pain II.

El reloj se paró, y dejó de dar la hora, dando paso a los espejismos de hiel que no dan aliento, solo hieren y se enquistan creando un vacío, una densa neblina que poco a poco toma forma creando un fantasma que un día creímos haber erradicado para siempre. Inútil es buscar culpables, absurdo es seguir creyendo que el fuego podrá existir cuando vivimos en un mundo que es de agua, agua que barre el mundo que creamos aquel día cuando el oleaje es demasiado fuerte. Después de la tormenta llega la calma, se escuchan dos corcheas perdidas que aún tratan de sonar, dando paso a aquella simple melodía que susurraba las dos partes de un “te quiero”. Al borde del precipicio quieres volar, pero cuando las alas fueron cortadas brota del alma el bermellón que trata de arreglar unas manecillas rotas, dobladas, heridas, y se vuelve a comenzar una espiral que nunca acaba, que sepulta el corazón en una caída sin fondo que nunca ama, pero tampoco crea dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

pensamientos