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Porque es de locos. Totalmente. Esos momentos en los que piensas que solo tienes que coger tu coche y que en 15 minutos podrás estar a su lado, esos momentos en los que sabes que no tienes más que caminar unas pocas calles y podrás verle de lejos.
Aferrarse a un recuerdo es sinónimo de miedo me han dicho. No sé qué es, pero tal vez denote madurez no querer olvidar el momento más hermoso de tu vida. ¿Son incompatibles la locura y la madurez? Te alimentas de jirones de momentos que han pasado para soportar un día a día que cada vez se oscurece más y ensombrece tu esperanza de poder volver a ser lo que fuiste.
Das vueltas una y otra vez a lo mismo, relees loe mensajes que te sabes de memoria, te entretienes con las fotos que te quedan aunque las personas que muestran resulten irreconocibles actualmente. Y sigues así, sobreviviendo a base de lo poco que te queda, viviendo solo para la noche en la que sabes que tus sueños te dejarán descansar mostrándotelo allí, dándote lo que deseas pero que, siendo realistas, no puedes tener.
¿Es esto vida? La respuesta parece obvia, pero las cosas nunca son tan fáciles como parecen.