martes, 22 de marzo de 2011

Never more.


Sé que es posible que a veces te canses. De tirar del carro, de que tu mitad parezca que ya no encaja, de que las discusiones por nimiedades aumenten de forma vertiginosa, de pensar que pierdes a la persona que te complementa. Sé que es probable que al cansarte pienses que es mejor acabar, que has seguido un camino equivocado y que sin esa parte que sentías esencial podrás respirar mejor.
Pero tu plan tiene un fallo. El amor está en medio. Le/la quieres. Y mientras existe ese amor, al marcharte no ganarás como crees. Siempre perderás.
Porque cuándo te alejes, los recuerdos te acosarán impertinentes, y recordarás su forma de reír, la tonalidad exacta de su piel, su forma de caminar, la soltura de sus palabras, las ganas de oír su voz aunque tan solo fueran unos minutos al otro lado del teléfono. Echarás de menos su boca con la tuya, y maldecirás una y otra vez la decisión que tomaste escogiendo un camino fácil que verás como absurdo cuando ya sea tarde.
Será tarde y te arrepentirás si decides dejar a la persona a la que quieres porque las dificultades aumentan. Puede que te empeñes en que otras personas pueden ocupar su lugar, pero pronto sabrás que no es así. No lo es. Pero quién sabe, igual al descansar y ver que has cometido un fallo, serás capaz de redimirte y volver pidiendo perdón. Y si no es demasiado tarde, yo creo en las segundas partes. Y en las terceras, cuartas, quintas... Cuando quieres a alguien, puede haber muchas partes que demuestren que al amor, cuando es amor, puede superar cualquier obstáculo que se le presente.

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