Todos te miran cuando pasas. Sé que te admiran, que te aman, que te desean. Y observo de lejos con una sonrisa triunfal en mi rostro. Porque eres mío. Sólo mío. No importan sus esfuerzos. Son en vano. Por muchas reverencias y sacrificios que puedan hacer en tu honor tu corazón me pertenece. Lo mimo, lo aplasto, lo cuido y lo hiero. Porque cuando posees algo eres libre de jugar cómo quieras siempre y cuando sepas arreglar los posibles destrozos. Y yo, mi vida, siempre he sabido cómo hacer funcionar y cómo reparar tus engranajes internos de delirio nocturno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
pensamientos