Solía pensar, solía creer, solía soñar. Acostumbraba a no temer a las alturas y también a creer en los ángeles. ¿Qué me apartó del camino? ¿Qué hace que todo cambie? Una explosión y todo acaba hecho cenizas, quedan lágrimas, desesperación y falta de entendimiento. Y lo peor. Solo queda el silencio. Un silencio que corta el aire, un silencio que es peor que las palabras. Solo silencio.
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